¿Quieres tirar tu dinero? Cómprate un dron sin necesitarlo
Dentro de las “100 maneras absurdas de endeudarte”, esta merece una mención especial: comprarte un dron sin tener ni idea de para qué lo necesitas. Porque sí, los drones son espectaculares… pero también son una forma muy efectiva de tirar el dinero si no eres profesional del vídeo.

El dron como capricho caro
¿Te ha pasado? Empiezas viendo un dron de 400 €, y en menos de una hora, el vendedor (o YouTube) te convencen de que necesitas uno de 800 €. Lo compras, lo pruebas un par de veces… y después termina acumulando polvo.
¿Por qué es una pésima inversión si no eres profesional?
- No es barato: el precio inicial sube rápido si quieres algo que funcione medianamente bien.
- Es complicado de manejar: no es un juguete, requiere práctica, espacio y conocimiento.
- Lo usarás dos o tres veces: y luego pasará al famoso cajón de los “gadgets olvidados”.
- Alto riesgo de accidente: si no sabes pilotarlo, probablemente termines estrellándolo en el primer vuelo.
El resultado: un gasto importante por un objeto que no cumple ninguna función real en tu vida.
¿De verdad lo necesitas?
Los drones son herramientas, no juguetes
Si eres videógrafo, creador de contenido o trabajas en algo donde un dron tiene una función clara, puede ser una gran inversión.
Pero si solo lo quieres porque “queda guay” grabar la playa en tus vacaciones, quizás deberías pensarlo dos veces.
No todo lo que es espectacular visualmente merece un espacio en tu cuenta bancaria.
¿Capricho o necesidad?
Muchos gastos innecesarios comienzan con la frase: “total, es solo un capricho”. El problema es cuando ese capricho cuesta 800 €, y después se convierte en otra deuda más a pagar.
Comprar por impulso te puede salir muy caro, y muchas veces lo que buscas con ese tipo de compras es llenar un vacío momentáneo o seguir una moda. Pero tu economía necesita decisiones conscientes, no emociones pasajeras.
¿Conoces a alguien que cayó en esta trampa?
Quizás fuiste tú.
Quizás fue un amigo.
Todos conocemos a alguien que compró un dron con entusiasmo… y ahora no sabe ni dónde está el cargador.